Paloma Fernández, Psicologa & Coach
Col. CL-3915 - Nº Registro Sanitario 24-C22-0257

Y Marco encontró a su mamá… Después de tanto tiempo buscándola, viaje tras viaje, cruzando el mar, caminatas, frustraciones, días y largas noches…  Y, ahora, ahí estaba ella… delante suyo, tan tierna, tan maravillosa, tan mamá… Y quiso ir hacia ella, corriendo, y lanzarse a sus brazos… El sentimiento embargaba su pecho, por fin estaba ahí… Su respiración era entrecortada, sus ojos abiertos entre creer y soñar verla… Se fundiría en sus brazos largo tiempo, ella se pondría bien, la llevaría de vuelta a Italia… Otra vez la familia junta… Su gran sueño… Qué feliz estaría papá… Y todos…

Pensó en correr hacia ella, tan rápido como pudiera y abrazarla fuerte… Y cuando iba a empezar a correr, su respiración se cortó…  Y no pudo, algo frenaba su carrera…  Entonces apareció algo inesperado: El rencor, el resentimiento, el juicio…  Y se paró, la miró durante largo rato, ella le miraba a él con ojos lastimeros, quería acercarse a ella y esos terribles sentimientos se lo impedían…

 Se detuvo, así, largo rato, con la mano izquierda alzada, queriendo alcanzarla…  Y al fin, respiró, su mano fue bajando despacio, entrecerró los párpados, bajó la cabeza y los ojos, volvió a respirar…  Y se dio la vuelta… Maldijo este momento por haberla encontrado, echó a andar ante la desesperación de su madre que le miraba y luchaba desde su lecho por intentar acercarse a él, y le llamaba con aliento débil… Pero Marco no retrocedió, siguió andando, con rabia en sus puños, como una especie de venganza a lo que se le antojaba un abandono… Alejándose cada vez más rápido, huyendo de aquél entorno.

Las lágrimas, en sus ojos, no le dejaban ver con claridad, pero aun así, siguió caminando y caminando, sin mirar atrás, sin ceder en su empeño de irse, apretando los dientes unos contra otros, ofendido, tras ver dónde ella estaba, tras demostrarle a ella que la había encontrado y que era un buen hijo…

Él era un buen hijo, y ella una mala madre… Y la dejó allí, y se fue, llevándose su ira dentro, creyendo ser mejor que ella… Y se fue, llevándose todo el rencor en su corazón, un rencor que no dejaría florecer nada más…

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